Durante la emocionante expedición de nuestros intrépidos estudiantes de bachillerato al IRNA, se sumergieron en el fascinante mundo de los laboratorios, donde la ciencia se convierte en magia (sin varitas, pero con pipetas).
Armados con batas y un poco de curiosidad, nuestros jóvenes científicos se lanzaron a la aventura del manejo de instrumental de investigación, como si fueran los protagonistas de una película de acción científica.
En su recorrido, aprendieron a analizar suelos (¡adiós, tierra de jardín!), a descubrir los secretos de los organismos extremófilos (esos pequeños sobrevivientes que podrían enseñarnos una o dos cosas sobre resistencia), y a dominar el arte del control de sequías y el aislamiento de ADN (porque, ¿quién no quiere jugar a ser un detective genético?).
La visita no solo incluyó un tour por los laboratorios, sino que culminó con una charla fascinante sobre el riego controlado en ambientes secos, donde nuestros estudiantes se dieron cuenta de que la ciencia no solo se queda en el aula, sino que también puede ser la clave para salvar el planeta (¡y mantener nuestras plantas felices!).
La experiencia fue tan interesante y satisfactoria que nuestros chicos y chicas salieron del IRNA con una chispa en los ojos, viendo la investigación como una emocionante aplicación práctica de todo lo que han aprendido en clase. ¡Quién diría que la ciencia podría ser tan divertida!