En nuestro instituto, ¡nos pusimos las pilas! Durante la última semana, organizamos varias actividades especiales para ponernos en los zapatos de otras personas y entender un poquito mejor las dificultades que enfrentan en su día a día.
Desde escrituras para experimentar cómo es moverse con limitaciones de movilidad, hasta dinámicas donde usamos antifaces para comprender los retos de las personas con discapacidad visual, cada actividad nos hizo reflexionar, aprender y, sobre todo, empatizar.
El alumnado se lo tomó muy en serio (y también se divirtió, claro). Al final, entendimos algo muy importante: la diversidad no solo merece respeto, ¡sino que enriquece nuestra comunidad!
Porque aquí no solo estudiamos, también aprendemos a construir un mundo más inclusivo.